Noble como la cà¡ndida adorada
del inmortal poeta florentino,
corona de la frente inmaculada
el dorado cabello
que sobre el hombro flota en blondos rizos,
perdida en el espacio la mirada
como se pierde en su conjunto bello
la de aquél que contempla sus hechizos.

Hay infinita luz que reverbera
en el azul de sus divinos ojos
cual de limpio zafiro en los cristales.
Una expresià³n de majestad serena
de pudor y recato virginales
vela la gracia de sus labios rojos,
¡y es a la vez misterà¯oso encanto,
lumbre, murmullo, vibracià³n y canto!

Su voz tiene las notas armoniosas
de la del ave que en blando nido
de su impotencia de volar se queja,
llena de suavidad, llena de calma
su carià±osa frase siempre deja
una estela de perlas en el alma.

Tiene la delicada transparencia
de las hàºmedas hojas de las lilas
y ni una leve mancha en la conciencia
y ni una leve sombra en las pupilas.

Es una reunià³n encantadora
de lo mà¡s dulce que la vida encierra
a los rosados rayos de la aurora
hecha, del aire en los azules velos,
¡con lo mà¡s delicado de la tierra
y lo mà¡s delicado de los cielos!