Nià±os del mundo,
si cae Espaà±a -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos là¡minas terrestres;
nià±os, ¡qué edad la de las sienes cà³ncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decà­a!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Nià±os del mundo, està¡
la madre Espaà±a con su vientre a cuestas;
està¡ nuestra maestra con sus férulas,
està¡ madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y divisià³n y suma, nià±os;
està¡ con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae
Espaà±a, de la tierra para abajo,
nià±os, ¡cà³mo vais a cesar de crecer!
¡cà³mo va a castigar el aà±o al mes!
¡cà³mo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cà³mo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cà³mo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nacià³ la pena!

Nià±os,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que Espaà±a està¡ ahora mismo repartiendo
la energà­a entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que esta
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y està¡ en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera , aquélla de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sà­labas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirà¡mides, y aàºn
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los là¡pices sin punta, si la madre
Espaà±a cae -digo, es un decir-
salid, nià±os del mundo; id a buscarla!...