Vengo a verte pasar todos los dà­as,
vaporcito encantado siempre lejos...
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevà­simo paà±uelo
rojo que ondea en un adià³s de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un dà­a,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirà¡!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos
de mujer que pasà³!
Tus frà­os capitanes darà¡n orden;
y quien habrà¡ partido seré yo...